Gustos

Nunca habías matado a nadie, descubriste lo que se sentía cuando me infligiste la primera herida y te gustó, te gustó tanto que decidiste matarme lentamente, poco a poco y ya no podías parar, pero no deseabas mi muerte querías que continuara respirando, mis heridas te daban coraje, te daban poder, así que todos los días me curabas para poder cerciorarte que siguiera con vida y volver a hacer una nueva lesión y yo solo deseaba que todo terminara, no podía creer que fueras tu, mi esposo, mi amante, mi amigo y no lo eras, esa mirada no era la tuya, eras un extraño, un desconocido, ese no era el hombre que por años todos los días me decía que me amaba.

Así que esperé pacientemente que todo terminara, que te cansaras, pero no lo hiciste jamás.

y yo no morí y tu jamás regresaste.

Deja un comentario